¡Qué bonita se ve Cádiz y su malecón de La Habana desde la Isla de San Cristóbal!
Hoy me encuentro en Puerto Baquerizo Moreno la capital de las Islas Galápagos, sita en la Isla de San Cristóbal, provincia de Ecuador. No hay nada mejor que hacer, así que como me aburro soberanamente cual tiburón en un desierto me pongo a leer a Carlos Thiebaut. ¡Me encantan estos filósofos intelectuales catedráticos!
Volvemos a hablar de postmodernidad, que años aquellos, ahora y precisamente hoy que culmina este periodo que "definía la conciencia que la segunda mitad del siglo tenía de su novedad, una novedad que se elevaba agónicamente contra el modernismo complaciente de los años cincuenta" dando paso con el apagón analógico en España a la Era Digital, eso sí bidimensional, porque ya preparan la televisión en 3D para dentro de no demasiado tiempo.
Para comenzar se revisa el término o el "rótulo", como dice el autor, postmodernidad cobrando mayor sentido cuando se mira hacia la modernidad que se encargó de "hacer reflexivas las tradiciones desde las que nació y a las que se enfrentó, reconstruyó su propia génesis a la luz de las definiciones que de sí misma iba dando en sus programas políticos, morales, cognitivos y artísticos."
"La modernidad es un proceso (no un progreso) inacabado que sería necesario diferenciar cuidadosamente del cúmulo de imágenes que se han apresurado a retratarlo, fijarlo o domarlo."
Thiebaut nos plantea las cuatro ideas principales a desarrollar en su argumentación y son:
- Los diagnósticos sobre el carácter de la sociedad postmoderna y los supuestos procesos de des-diferenciación de la diversidad de lógicas y racionalidades sociales.
- El análisis de la pluralización de los lenguajes y de las significaciones y en las diversas manifestaciones programáticas a las que aquella pluralización da lugar.
- Una crítica filosófica de fondo que se encabalga con la recién mencionada pluralización de los lenguajes: la evanescencia del sujeto como centro significativo de los procesos sociales, cognitivos y artísticos al quebrar el modelo paradigmático del par epistémico sujeto-objeto.
- La crítica a la noción de historia progresiva que subyacía a ese canon y el colapso del progreso tornado en colapso de la historia que se trueca, ahora, en arsenal siempre a la mano de materiales disponibles para la reconstrucción del presente.
La contradanza posmoderna se dice que se encuentra desde el mismo instante en el que vamos vinculando los diversos sistemas epistémicos de la cultura occidental moderna, desde el S. XVIII con la Crítica de la Razón pura del movimiento ilustrado Kantiano, pasando por el ideal subjetivista del Romanticismo, hasta llegar a los fundamentos deconstructores de Derrida.
Si hacemos un recorrido, a modo de resumen del texto, por la filosofía desde la Ilustración, nos daremos cuenta de la paradoja que supone de cara a la posmodernidad, ya que esta asume pero también impugna algunos de los ideales propios de estos movimientos. Si el Romanticismo supone una crítica de la Razón Ilustrada, en pro de una exaltación rotunda del sujeto, del yo, la posmodernidad derroca la idea, por un lado de la postura universalista Kantiana, en favor de la pluralidad que la caracteriza y por otro separa al sujeto del significante de la obra y de su lenguaje, asumiendo una visión de la realidad que reniega del pasado, el presente y el futuro, adoptando posturas historicistas y totalmente diversas gracias a la concepción de los pequeños relatos.
Para concluir cerraré este bloque con la conclusión que expone el autor al finalizar su discurso:
"La contradanza de las postmodernidad no se efectúa en solitario contra el canon acumulado de la historia de nuestra cultura; también acompaña, como eco invertido, a las nuevas sistematizaciones de las teorías de la razón. Los límites del proyecto moderno, que la contradanza celebra, encuentra su "otro siempre necesario" en las reformulaciones de este proyecto."
Conclusión personal: creo que el texto ha hecho tambalearse los cimientos de mi formación epistemológica, haciéndome consciente de que aunque tenga alguna idea sobre los conceptos tratados, son escasos e insuficientes de cara a lecturas y debates de este calibre. No adjunto como excusa, en ningún momento, el haber sido alumno de Bellas Artes en Sevilla, la culpa de mis carencias es solo mía, ya que existe vida más allá y no me ha interesado conocerla. A ver si la culpa de todo ahora va a ser del obsoleto sistema educativo.
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