23/2/10

Diálogo de besugos con el pez martillo



Esta instantánea fue tomada mientras me disponía a entablar una conversación muy particular, acerca de la historia de la educación artística, con la especie marina confesora por excelencia: el pez martillo.

He de reconocer mi grado total de desacuerdo con la mayor parte de la educación artística hasta el siglo XX, donde parece que se empieza a dar con la tecla, de lo que debería ser la formación en dicha materia. Me resulta de cierto interés el valor que se le confiere al proceso y al dibujo libre y espontáneo en la Autoexpresión creativa pero resulta insuficiente. Precisamente para solucionar estas carencias nos encontramos con la DBAE estadounidense que a mi juicio ofrece la formación más completa para el alumno que quiera dedicarse a la creación. Es muy necesario, por no decir fundamental, la instrucción en materia de Estética, Crítica e Historia del Arte a la par que se enseñan los procedimientos mediante los cuales el individuo ejecute su propuesta, por no denominarla obra.

El planteamiento es ideal y dista bastante de la formación que hemos recibido tanto a nivel escolar, post- obligatorio y universitario en nuestra queridísima Facultad de Bellas Artes de Sevilla, centrada casi de manera exclusiva en el desarrollo procedimental del alumnado, futuros artistas o no sabemos qué, olvidándose por completo de los contenidos teóricos que son inherentes a la práctica artística. 

Al menos me consta, por compañeros que han cursado los mismos estudios en otras universidades del territorio nacional, que en facultades como Leioa (Bilbao), Barcelona o Valencia si se tiene en cuenta el enfoque teórico, consiguiéndose un equilibrio algo más acertado. En Sevilla estamos a la cola de la educación artística.

¿Para qué sirve dibujar si suenan a chino conceptos como posmodernidad? 

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