18/2/10

Nada

Nada, eso es lo que me quedan de víveres, nada. Ahora me toca cazar, pescar, sobrevivir lo que se hace a diario en la Jungla de asfalto y hormigón, pero esta vez en el Ecuador del Planeta, en el corazón de las islas vírgenes.

Cuando uno lleva más de dos días sin comer nada más que vegetales, puede ver las cosas de otra manera. Es por esta razón por la que pienso que el Arte es una burda mentira, una falsedad, un engaño, un invento del ser humano para rellenar y ocupar el vacío existencial que ha tenido desde sus primeros días. Igual que inventa a dios y las creencias de reencarnaciones y ultratumba, el hombre se expresa para ser inmortal, para perpetuar en la memoria física del mundo su existencia, el arte es un "yo estuve aquí" es una necesidad de comunicación con sus contemporáneos y con sus futuras generaciones. Por eso sea de la índole que sea, toda manifestación artística lleva ilícita un mensaje subliminal contundente de ansia de inmortalidad, aunque no se pretenda decir nada, aunque sólo sea una mancha horrible o un lienzo en blanco, detrás siempre hay alguien que nos habla. El problema es que no todos pueden ver, no todos pueden escuchar y los que pueden no entienden el lenguaje del emisor. 

Así, el artista hoy día ¿podría ser cualquiera? ¿Necesitaría una formación artística específica? Dan miedo estas cuestiones, ¿verdad? Podríamos decir que la figura del docente de arte y el artista tiene mucho en común, podrían ser incluso la misma persona o desempeñar la misma profesión. Ambos son, o al menos debieran ser planteadores, cuestionadores, a veces concretos, en otras algo más abstractos, sentenciosos, directos, ambiguos, reflexivos, guías, transgresores... Comunicadores a fin de cuentas, emisores de ideas y mensajes que tienen que causar, obligatoriamente, una respuesta inmediata o largo plazo en el receptor-alumno o receptor-espectador de la obra en cuestión. El receptor no es el protagonista de la película ni del libro pero sí se llega a sentir identificado en momentos puntuales, produciendo en él una sensación de protagonismo que es siempre bien recibida. Cada uno somos los "protas" de nuestras vidas y si en el arte se nos excluye, algo puede ir mal o a peor.

Entre educación artística y arte podríamos establecer conexiones similares en determinados instantes, así que saquen las suyas propias a raíz de los comentarios anteriores.

Mataría ahora mismo por dos cosas:



¿Quién piensa en arte cuando tiene hambre? No, no es Ferran Adriá que solo piensa en reinventar.

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